Síntoma de la tuberculosis
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En 1882, el microbiólogo alemán Robert Koch descubrió la causa de la tuberculosis. Al hacerlo, confirmó que la tuberculosis era una enfermedad que podía transmitirse de una persona a otra. Llamó al agente que había descubierto bacilo tuberculoso. Unos años más tarde se descubrió que la causa de la lepra se asemeja a este bacilo tuberculoso, y los dos se clasificaron juntos en un grupo llamado Mycobacterium.
El organismo púrpura con forma de vara es una bacteria de la tuberculosis. Este nombre, que significa “hongo-bacteria”, se refiere a la forma del bacilo cuando crece en el laboratorio: cuando se ve a través de un microscopio, forma montones de pequeñas varillas con capas protectoras a su alrededor, por lo que parece un hongo.
El bacilo responsable de la tuberculosis se llama Mycobacterium tuberculosis. Con el avance de los métodos científicos, los investigadores descubrieron que no sólo los seres humanos se infectaban con la tuberculosis, sino que también existía una forma de la tuberculosis que infectaba a las vacas y otros animales. Este bacilo, que deriva su nombre de la palabra latina que significa “vaca”, se denominó Mycobacterium bovis. En las últimas décadas se han descubierto otros subgrupos de micobacterias, que ahora se denominan comúnmente micobacterias distintas de la tuberculosis (MOTT). En Sudáfrica, el 99% de las infecciones de tuberculosis en humanos están causadas por Mycobacterium tuberculosis, aunque un pequeño número de infecciones se deben a Mycobacterium bovis.
La tuberculosis es mortal
La tuberculosis (TB) es una de las principales causas de enfermedad y muerte en todo el mundo. En 2019, 10 millones de personas enfermaron de tuberculosis y cerca de 1,4 millones murieron. La mayoría (95%) de los casos se dan en países de ingresos bajos y medios.
Se calcula que una cuarta parte de la población mundial está infectada de tuberculosis, es decir, unos 1.800 millones de personas. La mayoría de los infectados no presentan síntomas ni son contagiosos. La mayoría ni siquiera sabe que está infectada: su tuberculosis es latente. Si no se trata, la infección de tuberculosis latente puede evolucionar hasta convertirse en una enfermedad tuberculosa, que enferma y puede transmitirse de una persona a otra. Este riesgo es mayor entre las personas con VIH y los niños menores de cinco años que comparten el hogar con personas con TB pulmonar confirmada.
A pesar de estas elevadas cifras, la investigación sobre la tuberculosis ha sufrido una crítica falta de financiación durante años. Como resultado, el desarrollo de herramientas para prevenir y controlar la TB se ha retrasado. Por ejemplo, la vacuna Bacille Calmette Guerin (BCG) lleva casi un siglo en uso y es eficaz para prevenir la enfermedad grave en bebés y niños pequeños. Sin embargo, ofrece escasa protección contra la enfermedad pulmonar en adolescentes y adultos.
Síntomas de la tuberculosis
Mycobacterium tuberculosis (M. tb) es una especie de bacterias patógenas de la familia Mycobacteriaceae y el agente causante de la tuberculosis[1][2] Descubierto por primera vez en 1882 por Robert Koch, M. tuberculosis tiene una inusual capa cerosa en su superficie celular debido principalmente a la presencia de ácido micólico. Este revestimiento hace que las células sean impermeables a la tinción de Gram, y como resultado, M. tuberculosis puede aparecer como débilmente Gram-positivo[3] Para identificar M. tuberculosis con un microscopio, se utilizan tinciones ácido-resistentes como la de Ziehl-Neelsen, o tinciones fluorescentes como la de auramina. La fisiología de M. tuberculosis es altamente aeróbica y requiere altos niveles de oxígeno. Principalmente es un patógeno del sistema respiratorio de los mamíferos, que infecta los pulmones. Los métodos de diagnóstico más utilizados para la tuberculosis son la prueba cutánea de la tuberculina, la tinción ácido-resistente, el cultivo y la reacción en cadena de la polimerasa[2][4].
En 2019 se encontró M. tuberculosis en un complejo que tiene al menos 9 miembros: M. tuberculosis sensu stricto, M. africanum, M. canetti, M. bovis, M. caprae, M. microti, M. pinnipedii, M. mungi y M. orygis.[7] Requiere oxígeno para crecer, se debate si produce esporas,[8][9] y no es móvil.[10][11] M. tuberculosis se divide cada 18-24 horas. Esto es extremadamente lento en comparación con otras bacterias, que suelen tener tiempos de división medidos en minutos (Escherichia coli puede dividirse aproximadamente cada 20 minutos). Es un bacilo pequeño que puede soportar desinfectantes débiles y puede sobrevivir en estado seco durante semanas. Su inusual pared celular, rica en lípidos como el ácido micólico, es probablemente responsable de su resistencia a la desecación y es un factor de virulencia clave[12].
Paciente de Tb
Mycobacterium tuberculosis (MTB) es una especie bacteriana patógena del género Mycobacterium y el agente causante de la mayoría de los casos de tuberculosis. Descubierta por primera vez en 1882 por Robert Koch, M. tuberculosis tiene un inusual revestimiento ceroso en la célula
M. tuberculosis se divide cada 15-20 horas, lo que es extremadamente lento en comparación con otras bacterias, que suelen tener tiempos de división medidos en minutos (Escherichia coli puede dividirse aproximadamente cada 20 minutos).
Cuando se encuentra en los pulmones, M. tuberculosis es captada por los macrófagos alveolares, pero éstos son incapaces de digerir la bacteria. Su pared celular impide la fusión del fagosoma con un lisosoma. En concreto, M. tuberculosis bloquea
la molécula puente, el autoantígeno endosomal temprano 1 (EEA1); sin embargo, este bloqueo no impide la fusión de las vesículas llenas de nutrientes. En consecuencia, las bacterias se multiplican sin control dentro del macrófago.
El tratamiento “corto” estándar para la tuberculosis es la isoniazida (junto con el fosfato de piridoxal para evitar la neuropatía periférica causada por la isoniazida), la rifampicina (rifampin en los Estados Unidos), la pirazinamida y el etambutol durante dos meses, y luego la isoniazida y la rifampicina solas durante otros cuatro meses. Se considera que el paciente está libre de bacterias vivas después de seis meses (aunque sigue habiendo una tasa de recaída de hasta el 7%).