Diabetes en perros mayores

Vida media de un perro con diabetes

Enterarse de que su perro tiene diabetes puede ser como un puñetazo en las tripas. Hasta el 1% de los perros pueden desarrollar diabetes a lo largo de su vida. Aunque se trata de un diagnóstico grave, las opciones de tratamiento y las estrategias de gestión pueden proporcionar a su perro una vida larga y de calidad.

Como ocurre con muchos problemas de salud caninos, el diagnóstico precoz es la clave para que su perro tenga una vida plena. Si se detecta a tiempo, se inicia el tratamiento de inmediato y se realiza un seguimiento cuidadoso, muchos perros con diabetes viven una vida plena y activa. La batalla será más difícil con los perros que tienen estos problemas:

Después de que su perro haya sido diagnosticado definitivamente con diabetes, el tratamiento con insulina será el punto de partida. Los perros que están enfermos pueden necesitar ser hospitalizados y comenzar con inyecciones de insulina de acción rápida. La mayoría de los perros se encontrarán relativamente bien y podrán iniciar el tratamiento en casa bajo la dirección del veterinario.

Es esencial personalizar el tratamiento para los diabéticos. Cada perro puede responder a un tipo de insulina pero no a otro. Algunos perros se vuelven resistentes a un determinado tipo con el tiempo y necesitan cambiar. Las dosis pueden variar mucho entre los perros, al igual que el momento de administrarlas. Por lo general, los perros empezarán con inyecciones de insulina dos veces al día, alrededor de sus horas de alimentación. Pero prepárese para la experimentación necesaria para encontrar el protocolo ideal para cada perro.

Tratamiento de la diabetes canina sin insulina

Leer artículos escritos por Cynthia R. WardShutterstock.com/graphbottlesLa diabetes mellitus (DM) es una enfermedad endocrina común en los perros; la prevalencia mundial declarada oscila entre el 0,3% y el 1,3%.1-4 Esta enfermedad es el resultado de una falta absoluta o relativa de la hormona insulina. Lo más habitual es que los perros padezcan una DM insulinodependiente, similar a la DM de tipo 1 en las personas. Este tipo de DM es el resultado de un presunto ataque inmunomediado a las células beta pancreáticas, que son las responsables de sintetizar y secretar la insulina, aunque también puede ser el resultado de una degeneración vacuolar del páncreas o de una pancreatitis.5-7 La pérdida de células beta pancreáticas provoca una disminución absoluta de la insulina circulante. Otros factores de riesgo para la DM en perros incluyen enfermedades concomitantes como el hipotiroidismo, el hiperadrenocorticismo y la obesidad, u otros desencadenantes hormonales o iatrogénicos de la resistencia a la insulina (por ejemplo, el diestro o medicamentos como los esteroides o las progestinas).8,9

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La DM es relativamente fácil de diagnosticar por el reconocimiento de los signos clínicos y la hiperglucemia persistente en ayunas y la glucosuria. Sin embargo, un factor que puede confundir el diagnóstico es el estrés. El estrés por sí solo puede causar hiperglucemia, y si está suficientemente elevada en el suero, la glucosa puede pasar a la orina. En los perros, el umbral de glucosa renal a partir del cual la glucosa pasa a la orina es de aproximadamente 180 mg/dL. Si el profesional tiene alguna duda sobre si la hiperglucemia y la glucosuria son el resultado de la DM o del estrés, puede ser útil comprobar el nivel de fructosamina en suero. La fructosamina es un compuesto formado por un enlace covalente no enzimático entre un azúcar (fructosa o glucosa) y una proteína (principalmente albúmina). La medición representa el promedio de la glucosa en sangre durante las 2 a 3 semanas anteriores y no se ve afectada por aumentos y disminuciones rápidas de la glucemia, como las causadas por un evento estresante.12 Si el nivel de fructosamina sérica es elevado, entonces el diagnóstico de DM es apropiado; si no es elevado, entonces el estrés es probablemente la causa de la hiperglucemia/glucosuria.

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Síntomas de la diabetes en perros de edad avanzada

La diabetes es una enfermedad crónica que puede afectar tanto a perros y gatos como a otros animales (incluidos los simios, los cerdos y los caballos) y a los seres humanos. Aunque la diabetes no puede curarse, puede controlarse con mucho éxito.

Amenazas para la salud. La diabetes no controlada puede provocar efectos devastadores en el organismo del perro, por lo que la detección temprana y el tratamiento adecuado son cruciales. Los efectos de la diabetes en la salud del perro pueden ser:

El veterinario puede realizar pruebas sencillas para detectar la diabetes, como la detección de un exceso de glucosa (azúcar) en la sangre y la orina. Los análisis de sangre también pueden mostrar otros indicios de diabetes, como enzimas hepáticas elevadas y desequilibrios electrolíticos.

Aunque algunos casos pueden ser más complicados, la diabetes canina suele controlarse con éxito y sin complicaciones. Desde la administración de inyecciones hasta el control diario de los niveles de glucosa, usted desempeñará el papel principal en el cuidado de su perro, y su compromiso de cumplir con sus inyecciones y controles diarios es extremadamente importante.

Su veterinario trabajará con usted para determinar el mejor plan de gestión para su perro. Al principio del tratamiento, esto puede implicar visitas frecuentes a la clínica para realizar pruebas y ajustes de la medicación, pero es de esperar que pronto se llegue a la combinación adecuada de medicación, dosis, dieta y control en casa que le permita mantener el nivel de azúcar en sangre de su perro constantemente regulado y le ayude a vivir una vida plena y feliz.

Tratamiento de la diabetes en perros

La diabetes mellitus es una enfermedad que afecta a la cantidad de glucosa, o azúcar, en la sangre de su perro. La diabetes se produce cuando el cuerpo del perro produce muy poca insulina, deja de producirla por completo o tiene una respuesta anormal a la insulina.

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Cuando su perro come, los carbohidratos se convierten en varios tipos de azúcares simples, incluida la glucosa. La glucosa se absorbe desde los intestinos hasta la sangre, donde viaja a las células de todo el cuerpo. La insulina es necesaria para transferir la glucosa de la sangre a las células para que pueda utilizarse como energía. Si hay muy poca insulina disponible, la glucosa no puede entrar en las células y, en cambio, se acumula hasta alcanzar una alta concentración en el torrente sanguíneo. Esto se conoce como hiperglucemia.

Como resultado, no hay suficiente energía para que las células funcionen normalmente y se vuelven “hambrientas”. Con el tiempo, se produce una pérdida de peso a pesar del apetito voraz. La acumulación de glucosa en la sangre pasa a la orina y atrae grandes volúmenes de agua, lo que provoca un aumento de la sed y la micción.

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