Un perro con un segundo pene y extremidades adicionales tiene una oportunidad
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Si es padre de un perro, querrá que éste goce de la mejor salud posible. Puede que incluso le dedique tiempo a revisarlo regularmente, comprobando que no tenga pelo ni cera en las orejas y asegurándose de que sus uñas no estén demasiado largas. Pero hay una parte del cuerpo del perro que los propietarios suelen evitar cuando se trata de comprobar si hay problemas de salud, y es el pene del perro. Entonces, ¿qué problemas de salud pueden afectar al pene de su perro? ¿Qué síntomas hay que buscar y cuándo hay que acudir al veterinario?
Es totalmente comprensible que se evite hacer una revisión rápida del pene del perro. Al fin y al cabo, es una zona privada y no la más agradable. Sin embargo, el pene de su perro puede verse afectado por problemas de salud. Evitar la zona podría significar que un problema se agrave por no haber sido tratado rápidamente. Por lo tanto, es una buena idea hacer un esfuerzo para hacer una revisión rápida con razonable regularidad y no ignorar cualquier signo potencialmente preocupante. Los aspectos más importantes a los que hay que prestar atención son el mal olor, las secreciones abundantes, el dolor o la hinchazón. Además, conviene estar atento a cualquier signo de molestia en el pene del perro.
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Los tumores de pene son raros y, afortunadamente, rara vez se requiere la amputación del pene. Además, condiciones como el priapismo o el trauma del pene pueden responder a una pronta intervención médica, y por lo tanto la cirugía es una opción de último recurso cuando el tejido dañado está más allá de la salvación.Procedimiento de amputación del pene en perrosEl paciente recibe una anestesia general completa. Se recorta la vaina y el vientre y se prepara asépticamente para la cirugía. El cirujano introduce una sonda urinaria en la uretra. Esto le permite identificar la uretra, que debe suturarse de forma que quede patente en el muñón del pene para que el perro pueda orinar. (Una técnica alternativa es combinar la amputación del pene con un procedimiento, la uretrostomía, que crea un estoma en la uretra detrás del escroto).
Dependiendo del nivel de la amputación, puede ser necesario realizar una incisión en la vaina para exponer el pene. Puede aplicarse un torniquete si se prevé que la hemorragia sea excesiva. El cirujano diseca circunferencialmente alrededor del pene hasta el nivel de la uretra. Se aplica presión con hisopos estériles para reducir la hemorragia.
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Durante el desarrollo fetal, las superficies epiteliales del pene y el prepucio están unidas por una única lámina de células ectodérmicas que está incompleta ventralmente. Aquí, una fina banda de tejido conectivo, el frenillo, une el pene y el prepucio. Los andrógenos secretados por los testículos fetales en desarrollo hacen que la lámina se divida, formando la cavidad prepucial. Esto ocurre normalmente en el feto o en el neonato, dependiendo de la especie. Los andrógenos pueden provocar el adelgazamiento pero no la ruptura del frenillo; se cree que la ruptura del frenillo es el resultado de una tensión mecánica en los primeros años de vida. Si el frenillo no se rompe, persiste una banda de tejido conectivo que se extiende desde la punta ventral del glande hasta el prepucio o la superficie ventral del propio pene, lo que provoca una desviación ventral o lateral de la punta del glande.
El frenillo peneano persistente suele identificarse durante la exploración física de un cachorro que ha sido llevado para sus primeras vacunas (Fig. 28-1). Los propietarios también pueden quejarse de que el cachorro orina sobre sus patas traseras o en otras direcciones inesperadas, lo que puede causar una dermatitis secundaria de la pata trasera por escaldado de la orina. Otros signos clínicos pueden ser la incapacidad de sacar el pene del prepucio durante la congestión peneana, la incomodidad o el dolor con la congestión peneana y el lamido repetido de la zona prepucial. Si no se identifica el problema, el perro puede asociar el dolor con la excitación sexual y, en segundo lugar, desarrollar una disminución de la libido y una falta de deseo de aparearse.
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Como todos los mamíferos, el pene del perro está formado por tres piezas de tejido eréctil. Son los dos cuerpos cavernosos y el singular cuerpo esponjoso que se continúa en el glande. Una diferencia notable con respecto al pene humano es que la parte visible durante la erección está formada en su totalidad por el glande.
El glande del perro consta de dos secciones: Detrás de la parte inferior y larga (pars longa glandis) se encuentra el “nudo” (Bulbus glandis)[1] que se expande sólo después de penetrar la vagina y hace que el perro macho permanezca dentro de la perra (“Tie”) durante algún tiempo después de la eyaculación (normalmente entre 15 y 30 min). Esto aumenta las posibilidades de fecundación e impide, aunque sea por poco tiempo, que otros machos se apareen con una hembra determinada.